Las jaulas nunca se recuperan del vacío que dejó el primer pájaro.
Sin sed conocimiento, el barco por el espacio, invisible, sin saber si se sumerge o sale a flote.
En plena oscuridad descansa la bombilla, soñando voltio tras voltio, sin nadie para estorbarla.
El portarretrato: Entre todas las palabras bajo su custodia, brillaba una sonrisa recién besada.
Me quedo con el primero y con el último. Saludos.