Cuando supo que vigilaban sus sueños, comenzó a llorar mientras dormía.
Años, sentimientos…toda una vida arrancada en menos de un minuto.
Hipérbole existencial: Más perdido que un rastro sin perro.
Antes que llorar, prefirió que la espada arrancase toda su vergüenza.
De repente una pluma, luego otra, y otra, el cielo deshaciéndose en pájaros.