Desde el tumbado empieza a caer una gota roja. Pasa frente al gran espejo, brillante e impetuosa como una cereza. Huno la pasa por alto mientras examina su reflejo, desconcertado por las tres mujeres que ocupan su lugar: ¿espejismo privado, alucinación dirigida? De donde vengo, la gente tiene alucinaciones por el sol. ¿Siempre son alucinaciones? No siempre son por el sol. Deja de atender al reflejo, comienza a reflexionar sobre la vestimenta para el día. Sin embargo, no es fácil desnudarse ante miradas desconocidas. La gota lo sorprende explotando junto a su pie, recordándole que el sueño no termina. Despierta. Intenta cambiarse pero la tarea es complicada gracias a la sangre que cubre sus manos. En lugar del espejo encuentra armas y cadáveres. Sonríe.