Con la noche llegó la luna, el hombre se hizo lobo, y al fin pudo salir de la jaula.
Y cuando el rojo quiere bailar, finalmente el pétalo se arranca de la rosa.
La hoja creía que su destino era estar junto a la planta, hasta que el viento la liberó.
Y en un antojo, se escabulló hacia la jaula y escogió dos humanos.
Antes de escoger al humano lo vio a los ojos, lo tocó, sintió cómo temblaba, pero no perdió el apetito.
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