No roncaba, era la música sin cantar, luchando por salir.
Y para agregar emoción, soltó las armas y persiguió al humano.

Los nervios ocultaron su sonrisa. Cerró los ojos, recordó la primera vez que cantó, sonrió y salió al escenario.
Toda ella era música, vivía rodeada de ello, a pesar del puente, de la falta de comida. Ella era vida.
Está dormida. El cabello cubre su rostro, ahora serio y tranquilo. No parece una cantante preocupada antes del concierto.