sólo me queda dibujar un mar
-que puede llevar tu nombre
tus olas
el aire que nunca paseaste a mi alrededor
tus erradas lluvias-
donde tus pies también estén perdidos y flotantes
y los bordes de la hoja te obliguen a no abandonarme
a estar en mi espacio
como
siempre
he creído
que has
estado