No era cuestión de afinación: estaba triste, y se lo contagiaba a la guitarra.
Arrebato: Finalmente el viento pudo contra la voluntad de la hoja, y la llevó consigo.
Una hoja reseca parecía que ya no tenía vida, hasta que el viento la hizo polvo en una última danza.
Las parades no dejaron de derretirse cuando lo llevaron al hospital. Desapareció del mundo con una gran ilusión.