
Creía que estaba emocionado mas permaneció mudo, sin sonrisa. Y de su amor solo le quedó la vergüenza.
Y del deseo de abrazar solo quedaron las ganas de regresar a ver, pero ya no había a quien contemplar.
Sacarse y ponerse el corazón parecía fácil en teoría. En la práctica, era un enamorado amargado.
La respiración boca a boca no fue suficiente; la vida del ser amado se extinguió en sus brazos.