
No era exactamente sonreír por los pies. El agua de mar había pasado sobre ellos, hundiéndolos sin fuerza, como una caricia. Y sonrió. No recordó, se puso a imaginar, ella de niña pisando el mar por primera vez, ¡sin miedo!, total, tenía sus propios superhéroes, pendientes de ella en el día y en la noche, comía con ellos, dormía con ellos… Antes de regresar a la playa suspiró y miró al cielo.