Entre cientos de latas desordenadas y botellas incompletas, ha empezado a caer un canto. Algunos niños salen jugando de alguna parte, dejando atrás sus ropas, sus hambres, sus trabajos. De lejos, se les ve jugar hacia la precipitación coral. De cerca, juegan con todas sus fuerzas, alejándose sin éxito de unos policías, también desnudos.