-Arriba, Toto -dice José-, ¿no ves que ya se rajaron todos? Encaramate tranquilo, rejuntá las pata que parecés una vaca muerta, organizáte, hermano, organizáte, que ahora empieza otra sección. Así me gusta. Mándese un vuelito hasta la tapa, después me das dos o tres vueltas como una paloma, y se me aviva del todo que ya me veo a dos viejas que vienen como bala. Muy bien, Toto -aprueba José, poniendo el frasco en su sitio-. Si te seguís portando así, esta noche te pongo dos minutos arriba del culo de mi patrona. Algo especial, te juro, Toto. Me vas a decir a mí, pibe. Para algo somos socios, ¿no te parece?
El cuento completo pertenece a Julio Cortázar. Lamentablemente, no encontré un enlace para compartir, pero les invito a leer este gran artículo sobre La vuelta al día en ochenta mundos, libro al que pertenece el cuento.