Como es natural, el mundo no significa un problema para la persona pequeña, porque sus ojos atrapan lo que sus dedos no: la mujer pequeña mira al fruto mirándola, y el fruto cae sin aplastarla.
El hombre pequeño deja a un lado su estatura cuando descubre que hombres más grandes, pocas veces se vuelven protagonistas de sus sueños.
Al escuchar a la gente pequeña, cierro y abro los ojos con alegre desconfianza: ¿en realidad compartimos el mismo planeta? Ellas sueñan la parte del mundo que nuestros pies no alcanzan, mientras que nosotros no advertimos que, entre paso y paso, hay un sueño que se olvida.
Esta es la primera versión de un cuento que, por razones editoriales, terminó llamándose Bonus Track. En realidad, ese cuento tenía que ir sin título y sin figurar en el índice. Hay un gran cambio entre estos cuentos, motivado por la excesiva corrección.