Supongo que después de envolverlo en ropa podré poner encima la cabeza sin problemas. Tal vez deba despejar el velador, quitar algún adorno, liberar un espacio cercano a la cama para no estirar demasiado el brazo. ¡Ah!, olvidaba el teléfono. Temo perder una llamada importante. Lo más improbable es ser telefoneado por los seres queridos que no tengo, a quienes comenté que ayer partía para el fin del mundo. Hoy podré dormir en paz: tengo un revólver bajo la almohada. También esconderé un cuchillo junto a mi cuerpo, como si viajara en autobús. A pesar de todo tengo miedo. Miedo de no saber qué hacer cuando llegué la oscuridad.
Excelente 🙂 Me gustó muchísimo. Los seres queridos que llaman de noche, ¿cuáles?
Amigos y parientes, inventados por la paranoia 🙂