en esta caja están los latidos que te servirán algún día. ahora no. todavía correteas cualquier camino y sobrevuelas pequeñas zanjas en un salto. tu pequeño hocico, ya cansado de recorrer el mundo, te hará compañía subterránea. hoy tu pelaje inmortal se desprende con irregularidad, y tus pelos relucen incoloros en alguna parte.
tun-tun-tuun-tuuum-tun.
quizás estos latidos te buscan en medio de una tormenta de arena, recién salidos de una ansiedad de oasis. mientras alguna nación te persigue, pongo a salvo mi corazón para auxiliar tus heridas.
tun-tun-tuun-tuuum-tun.
estás saludable y fuerte, descansando frente a una cascada. te guardo mi último latido, para cuando falle tu aliento, y puedas volver a recorrer los pedazos del mundo.
Hermoso el cuento, sincero, humano y animal 🙂 muy bueno
muchas gracias 🙂 Y espera a ver Deforestación reforestada, mi próximo cuento humano y animal.