En la inmensidad del césped, de pronto aparece un par de ojos. Los han abierto y cerrado varias veces para atraparme, pero he sabido saltar a último momento, lejos de esos párpados mortales. Los ojos recorren el paisaje conmigo, y van derrumbando desiertos a su paso. Encuentro refugio bajo los pétalos de una flor desmembranada. El viento parece estar en mi contra. Tan solo mi sombra se mantiene a mi favor: me he seguido a todas partes, y al mirarla, sobre su gigantesca negrura me siento a salv…